sábado, 25 de febrero de 2012

Una sensación perfecta.


Vuela una camiseta, después un calcetín. Hace mucho frio aquí, demasiado. Hay que entrar en calor. Su anatomía casi perfecta te hace enloquecer y poco a poco empezáis a jugar: Primero una caricia, luego un beso y ya no hay fin, ha empezado el frenesí. Un "te quiero", un "te amo" y luego un "pon así la mano". Tan solo dejarse llevar. No mas sentir lo que piensas, libérate de tus cadenas mentales y haz lo que sientas.
Poco a poco el frio se disipa y se esfuma del todo. Ahora ya tienes mucho calor y estáis sofocados, con el ritmo cardiaco disparado. Después de rozar el paraíso ya solo queda descansar y seguir pasándolo bien. Disfruta, es una sensación inexplicable, acabáis de hacer el amor.

domingo, 12 de febrero de 2012

Día a día.


Me cansa vivir día a día la misma historia, nada cambia, la misma rutina, somos como un ejército dormido esperando la orden. Toca el despertador y  levantarse, otro día más. Desperezarse, ducharse, pensar las horas que quedan por delante y todas las tareas. Desayunamos, leemos un poco la prensa o si estamos vagos ponemos la tele para ver la mierda que cae sobre todo el mundo: corrupción, robos, asesinos, violencia de género, violadores que salen indemnes de un juicio, políticos que siguen con sus mentiras y robando al pueblo y otros que tapan con dinero las bocas de la gente legal. Gente pasa hambre en África, alguna noticia mas, así, motivadora y nos tenemos que largar. Antes lavarse los dientes y la cara, otra vez. Hoy en día la fachada lo primero, total, para que mirar que hay dentro si cuanto más abierta la camisa mas se cobra. Coges tu coche y arrancas a la prisión donde acabarás siendo un viejo  y cuando no les seas útil no lo dudarán, a la calle que vas. Somos carne de cañón de la gente con dinero, creemos tener el timón de nuestra vida, pero no es más que rutina. Hay que fichar, cada uno en su puesto a la hora, de lo contrario bronca. Llegas a tu sitio y a volver con lo que dejaste el día anterior, ni más ni menos. Todo eso por 4 míseros pavos que no te dan para fin de mes, haces  malabares  y hasta milagros con tal de estirar el dinero para que dé pa’ todo. Después de unas cuantas horas currando tienes tus 30 minutos de descanso, que solo te los tomas si, con suerte, no vas atrasado con la tarea. Comes el pincho, tomas el café y el cigarro a la carrera, vamos, ya queda menos para salir. Has acabado la jornada, laboral, y te dispones a volver al hogar, dulce hogar.

Llegas a casa y lo único que toca es lo de siempre: Abres la puerta, tiras las llaves, la cartera, y te quitas el abrigo. Vas a la cocina a por algo de comida y una cervecita, te tiras en el sofá y pones la televisión. Unos 20 minutos después te pones de nuevo en danza. Te levantas y te dispones a planchar, poner a lavar la ropa sucia, friegas los cacharros del desayuno que no te dio tiempo por la mañana, para variar. Preparas la ropa y todo lo del día siguiente, te preparas en la cocina un pincho para llevar que la crisis aprieta y no estás para gastar. Ya que estas en la cocina pillas lo que puedes para hacerte una cena ligerita. De nuevo al sofá, por fin desde que te has levantado puedes olvidarte un poco del mundo. Pones alguna serie graciosa y disfrutas de un poco de tranquilidad mientras cenas. Terminas de cenar y te pones mas cómodo aun para ver la película que toque, rezando porque sea un poco decente. Intermedio de la “peli” y llevas los cacharros de la cena a la cocina, los friegas, coges una manzana de postre y de vuelta al nido.

Acaba el film y te retiras del ring, necesitas descansar. Te metes en la cama, ahuecas la almohada y te dispones a entrar en fase “rem”. Toca el despertador y  levantarse, otro día más.  Así una y otra vez.