Me cansa vivir día a día la misma
historia, nada cambia, la misma rutina, somos como un ejército dormido
esperando la orden. Toca el despertador y levantarse, otro día más. Desperezarse,
ducharse, pensar las horas que quedan por delante y todas las tareas.
Desayunamos, leemos un poco la prensa o si estamos vagos ponemos la tele para
ver la mierda que cae sobre todo el mundo: corrupción, robos, asesinos,
violencia de género, violadores que salen indemnes de un juicio, políticos que
siguen con sus mentiras y robando al pueblo y otros que tapan con dinero las
bocas de la gente legal. Gente pasa hambre en África, alguna noticia mas, así,
motivadora y nos tenemos que largar. Antes lavarse los dientes y la cara, otra
vez. Hoy en día la fachada lo primero, total, para que mirar que hay dentro si
cuanto más abierta la camisa mas se cobra. Coges tu coche y arrancas a la
prisión donde acabarás siendo un viejo y
cuando no les seas útil no lo dudarán, a la calle que vas. Somos carne de cañón
de la gente con dinero, creemos tener el timón de nuestra vida, pero no es más
que rutina. Hay que fichar, cada uno en su puesto a la hora, de lo contrario
bronca. Llegas a tu sitio y a volver con lo que dejaste el día anterior, ni más
ni menos. Todo eso por 4 míseros pavos que no te dan para fin de mes,
haces malabares y hasta milagros con tal de estirar el dinero
para que dé pa’ todo. Después de unas cuantas horas currando tienes tus 30
minutos de descanso, que solo te los tomas si, con suerte, no vas atrasado con
la tarea. Comes el pincho, tomas el café y el cigarro a la carrera, vamos, ya
queda menos para salir. Has acabado la jornada, laboral, y te dispones a volver
al hogar, dulce hogar.
Llegas a casa y lo único que toca es
lo de siempre: Abres la puerta, tiras las llaves, la cartera, y te quitas el
abrigo. Vas a la cocina a por algo de comida y una cervecita, te tiras en el
sofá y pones la televisión. Unos 20 minutos después te pones de nuevo en danza.
Te levantas y te dispones a planchar, poner a lavar la ropa sucia, friegas los
cacharros del desayuno que no te dio tiempo por la mañana, para variar.
Preparas la ropa y todo lo del día siguiente, te preparas en la cocina un
pincho para llevar que la crisis aprieta y no estás para gastar. Ya que estas
en la cocina pillas lo que puedes para hacerte una cena ligerita. De nuevo al
sofá, por fin desde que te has levantado puedes olvidarte un poco del mundo.
Pones alguna serie graciosa y disfrutas de un poco de tranquilidad mientras
cenas. Terminas de cenar y te pones mas cómodo aun para ver la película que
toque, rezando porque sea un poco decente. Intermedio de la “peli” y llevas los
cacharros de la cena a la cocina, los friegas, coges una manzana de postre y de
vuelta al nido.
Acaba el film y te retiras del ring, necesitas descansar. Te metes en la cama, ahuecas la almohada y te dispones a entrar en fase “rem”. Toca el despertador y levantarse, otro día más. Así una y otra vez.