lunes, 17 de octubre de 2011

Lo sé

Lo sé, sé de buena tinta que no es fácil  contar una historia  o rimar los versos
cuando se tiene delante un papel, mis ojos están cansados: Un cigarro, un vasito de Jack  y luego escribiré. Puedo contar la historia de un niño enamorado, la de una dama atemorizada, de lo que siente un escritor frustrado, quizás de todo lo que un silencio puede decir  o de mi musa, la noche.

Me parece difícil pensar que mis palabras pueden ser un cuchillo que  corte y  deje sin sentido o un delicado  paño de seda que todo lo envuelve con elegancia  y belleza.
Busco palabras que llenen tu oído, que te diviertan durante un instante de tu vida, busco palabras que te puedas fumar, palabras que te puedas beber, palabras que no solo sean eso. ¿Donde están mis palabras? Quisiera saber donde os escondéis, que sepáis que no estoy loco, de mi no temáis.
 

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