-Veo
que sigues con las cartas.
+Sí.
-¿Aun
con la idea de desaparecer?
+Cada día
estoy más seguro.
-¿Y
porque todavía sigues vivo?
+Ya lo
sabes, me falta valor.
-Cierto,
ese cuento.
+¿Un
cuento?
-Sí, así
lo veo yo.
+¿Quitarme
la vida crees que es un cuento?
-No, el
cuento es el “no tengo valor” de todas
tus cartas. No te falta valor, te faltan motivos porque te da miedo morir y que
realmente nadie te llore.
+¡Mentira!
-Sabes
que no miento. Además no te olvides de ella, eres muy importante en su vida,
sabes que te quiere, sin ti no podría seguir adelante, le faltarían
fuerzas, se derrumbaría.
+¿Quién
es ella?
-Ella
es quien tú quieras que sea; ella es cualquier motivo que te ayude a
quedarte; ella es tu hermana pequeña, tu
mejor amiga, tu madre. Si te quisieras ir de verdad ¿por qué el motivo de
tantas cartas?
+Necesitaba
ayuda y tú me escuchabas.
-Te
equivocas, yo no ayudo a nadie, yo vengo a llevármelos. Te dije que no era de
este mundo.
+Lo sé,
me quiero ir a tu mundo; te lo llevo pidiendo mucho tiempo, llévame, pero me
esquivas.
-No
debes pedirme ayuda, ni que te lleve, aun no ha llegado tu hora, debes seguir
aquí, hazme caso. Aun te quedan muchas cosas por conseguir, y cuando lo logres
veras que realmente eres más importante para la gente de lo que pensabas.
+¿Cuándo
será mi fin?
-Tranquilo,
vendré a avisarte y será entonces cuando me pidas un poco más de tiempo para
seguir respirando, será cuando digas que para que dejar de hacerlo, que no
tienes motivos y te falta valor.
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